domingo, 27 de marzo de 2011

El guardián del cuidador


Es curioso como se invierten los roles. Cuando se supone que tengo que estar atento a todos los movimientos de una persona, para evitar que se lastime, o que pase un momento desagradable, me encuentro más de una vez, abrazado a ese cuerpito para sentirme protegido.


Verlo correr me produce una adrenalina imparable. A cada paso que da siento que se va a romper la crisma contra el suelo. Mido desde lejos las puntas filosas y ruego, rezo porque no se caiga justo ahí. Estoy todo el tiempo amagando, como un arquero en un mano a mano, con la mano abierta siempre lista para amortiguar un golpe. Y no puedo evitar la analogía futbolística. Me siento un central, pegadito al habilidoso, esperando lo impredecible, preparado para un cruce milimétrico dentro del área. Porque un poco me siento así, tengo que llegar justo a tiempo, esa cabecita de hilos dorados no puede dar contra el piso.
Y así ando, atento a un tipo que solo piensa en divertirse, y que sin preocupaciones, y sobre todo sin culpa -¡¡¡como te envidio!!!- me deja con un autito en la mano haciendo: "fffffffffffrrrrrrrrrr, pum, gggggggggggg, guauuuuuuu" Y se va, a jugar con una caja que aparentemente encierra misterios más interesantes.



La relación tiene oro cariz desde que habla, ya mantenemos conversaciones, y lo mejor es que ya me hace algunas preguntas del estilo:


-¿one va el ten tío?

- se va a dormir, ayer salió y tiene sueño...


Sin ir más lejos hoy, mientras íbamos en el tren yo iba cantando las estaciones, los barrios por los que pasábamos, y después de avisar que estábamos en Villa del Parque pregunté:


-¿Dónde estamos Lu?

La respuesta vino acompañada de un gesto de sabiduría, o de obviedad, o mejor, de la más pura y envidiable inocencia:


- e nel ten


Y quizás lo que digo no llega, quizás lo que trato de transmitir acá no produce nada. Un amigo me dijo que los hijos solo le interesan a los padres, y que es raro que una persona se interese por hijos ajenos. Bueno, yo soy raro entonces, yo estoy pendiente las 24 hs de un hijo ajeno. Puedo decir sin vergüenza que siento un profundo amor por él; y que me contenta contribuir en la construcción de la vida de una persona sin historia.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

ya sabemos q sos raro..... pero de una rareza q por lo menos a mi me llena de orgullo!!!!!
ni te imaginas como se siente lo q tratas de transmitir, misión cumplida!
te amo con toda mi alma HERMANO!!!!

obvio q soy sole!, imaginate a Dany o Waly haciendo estas declaraciones jajjajaj

Anónimo dijo...

Q BARBARO, TOTO, SI Q SE ENTIENDE BIEN, Q COMPAÑERO DE RUTA DE LUJO.
MECHA

Daniela dijo...

Que groso que sos.SInceramente y desde el alma.Me pegó como trompada el relato, me dió un dolor de ternura!

Sergio Darío dijo...

Ufff, muchas gracias che. Groso si, mido casi uno noventa...jaj. En serio muchas gracias por lo que decís, me da ganas de seguir insistiendo con este montoncito de letras.