jueves, 8 de abril de 2010

Si pudiera ponerle nombre lo haría, lo juro

Estaba yo sentado en un banco de la estación de Palomar. Tranquilo, tratando de interpretar alguno de mis pensamientos. El tipo de la boletería lo de siempre, gordo pelotudo, nunca me contesta el “hola”.

Me vino a la mente la imagen de una ola, abalanzándose a toda velocidad hacia un ignoto que tomaba sol descuidado. El cuerpo sudoroso, recalentado por los dañinos rayos de las 2 de la tarde, de pronto fue sumergido en un frío espumante, arenoso. Lo vi incorporarse y putear a la naturaleza. ¿En qué estaba pensando justo antes de ser atacado por el océano? Largo rato tardaría en recordarlo, o en el peor de los casos, largo rato tardaría en preocuparse por acordarse en que pensaba, si es que lo hacía.

El sonido de la locomotora acercándose a lo lejos me despabiló del letargo, maquinalmente me paré y empecé a caminar por el andén.



-¿te arde mucho?

-pse, boludo… me está matando.

-¿tanto?

-¿te conté lo que soñaba cuando me pasó? Yo era otra persona, un pibe. Estaba pensando algo. Me venían a la mente un montón de imágenes horribles, gente muerta, gente llorando, mis manos rojas de sangre. Sin embargo yo (es decir él) estaba tranquilo.

-…pero vos (es decir él) ¿qué tenías que ver con las imágenes?

-no se, no estoy seguro…

-y vos, (es decir vos) ¿qué tenés que ver con el pibe? ¿Lo conocés? Es decir ¿te reconociste? (esto ya es un quilombo)

-no, pero no importa, no me importaba ¡no pensaba eso en el sueño! No era yo en el sueño, era él. Ahora que lo pienso creo que las imágenes que me venían a la cabeza eran recuerdos míos, es decir…

-de él…

-sacto…

-¿y qué más veías? Digo, ¿qué más era lo que veía…

-eso, solo eso. De pronto las imágenes dejaron de aparecer y una locomotora se me venía encima, fue desesperante verla tan cerca y que el cuerpo no me respondiera ¿viste cuando en los sueños te querés mover y no podés?

-si, es horrible ¿y después?

-nada, justo cuando la locomotora estaba por aplastarme me despertó la ola, y esa agua viva hija de puta pudo cagarme el resto del día con sus últimas fuerzas. Tenía entendido que las aguas vivas llegaban muertas a la playa.

-che pero el sueño…

-en una entrevista o algo así, Abelardo Castillo dijo que los sueños propios siempre aburren a los demás…

-y tanta razón tiene.


1 comentario:

Anónimo dijo...

creo q el nombre q le dejaste es el indicado, yo no lo tocaria, me sigue gustando tu "devaneo"....
t kiero muchio y gracias por los libros,q son una compañia mas q grata para este momento.


tu hmna,