Jugar bien arriba y abajo; tener ida y vuelta; aprender a ver mis problemas desde afuera, para darles una solución sana y pacífica; calcular bien los tiempos para llegar justo a las pelotas divididas, y al trabajo; inspiración, que brote como agua de la canilla, o que forcejee un poquito para salir [¡pero que salga! ¡que empuje las piedras de barro y asome su cara al sol, como un tallito en una maceta!]; salir de uno mismo; no gritar todo, como dirían dos amigos por ahí. Son estas cosas tan deseables como difíciles. Tan inasibles como la parte de atrás de una estrella, leí en una novela de Saer. Difíciles como sacarle la sortija al tipo de la calesita, que está ahí, al alcance de todos, y que solo los que perseveran consiguen, o los que logran que alguien los banque, y los espere unas vueltitas más.
-¿Vamos?
-Esperame un cachito, dejame una vueltita más...
[si le llego a sacar la sortija no se la devuelvo, me la llevo a casa...]
jueves, 1 de abril de 2010
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1 comentario:
cuantas frases geniales pueden extraerse de ese libro no?
gracias por presentarme a Saer, fue increible conocerlo.
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